Bruxismo: el “rechinar” de los dientes: ¿qué es?

¿Qué es el bruxismo?

Es un acto nocivo de parafunción caracterizado por “rechinar los dientes”. Muchos de nosotros rechinamos ocasionalmente los dientes, sobre todo si nos encontramos en situaciones de estrés. No obstante, cuando esta mala costumbre se vuelve frecuente y, sobre todo, inconsciente, es cuando se da el bruxismo. Es inconsciente, provocando el desgaste y fractura en los dientes o de algunas restauraciones.

Esta patología puede ocurrir tanto a lo largo del día, como durante las horas de sueño, siendo esta la fase donde es más difícil de controlar. Se calcula que el 30% de la población puede sufrirlo en algún momento de su vida (el 12% mientras duerme). Si bien es cierto que este hábito está relacionado con el aspecto psicológico, los efectos se traducen en problemas odontológicos.

¿Qué lo produce?

No existe una única causa, y aún hoy hay algunos casos en los que ni para los especialistas queda claro dónde está el origen del problema; pero sí se han concretado algunos factores de riesgo que posibilitan su aparición. Dichos factores son:

  • la genética
  • problemas de maloclusión
  • la falta de piezas dentales

Aunque el factor más fácil de prevenir y de identificar es sufrir problemas de ansiedad y estrés el cual llega a ser del 70% de los casos, otras pautas de vida poco saludables como el alcohol, el tabaco o la cafeína también lo son.

Síntomas de alerta

Como las causas son múltiples debemos prestar atención a una serie de señales o síntomas que van desde dolores de cabeza y migraña, hasta la ansiedad, pasando por dolores de oídos a la hora de masticar, encías inflamadas o retraídas, trastornos alimenticios o dolores e inflamaciones de mandíbula.

Asimismo sentir malestar en la musculatura del cuello y los hombros, mostrar dificultad para abrir completamente la boca, padecer insomnio o que nuestros dientes se muestren sensibles a alimentos fríos o calientes.

¿Tiene solución?

Una vez que es diagnosticado el bruxismo, la primera medida debe ser intentar rebajar el nivel de estrés y la ansiedad de nuestras vidas, si el orígen del problema es ese. En algunos casos, el tratamiento de esos síntomas necesitará la intervención de un psicólogo que proporcione técnicas de relajación efectiva. También resulta y está en auge el tratamiento con un fisioterapeuta.

La segunda medida, y es ahí donde interviene el odontólogo, es proteger nuestras piezas dentales y la musculatura de nuestra boca. Para ello es muy útil usar una placa de relajación o protección nocturna hecha especialmente a medida.
Estas placas o férulas evitan que los dientes entren en contacto entre ellos y así se palían los síntomas físicos del bruxismo. Sólo un odontólogo puede prescribir el uso de estas férulas, supervisar su diseño y ajustarlas a nuestra boca periódicamente.

¿Cómo es una placa o férula de protección?

Las placas o férulas están hechas con un material acrílico o termo formado (de acuerdo al caso) duro. No se realizan con materiales suaves, como por ejemplo resinas blandas, porque este tipo de materiales nos incitan a morderlos mientras dormimos (como el chupete de los niños) y lo que deseamos es el efecto contrario.

Estas placas son personalizadas. Se fabrican teniendo en cuenta la dentadura de cada persona. Para ello el odontólogo toma unas impresiones de la boca, se hace un modelo de la mordida y se crea otro en el laboratorio en el que se desarrolla la placa. El objetivo es que la misma proteja los dientes, pero sin presionarlos ni a ellos ni a los tejidos blandos de la boca.

Tratamiento

Una vez que se tiene la placa hay que realizar una serie de revisiones periódicas (mensuales, trimestrales o semestrales, según el caso) para vigilar que sigue cumpliendo su función y el tipo de desgaste puede llegado el caso a recetar calmantes o míorelajantes.

No obstante, esta no es la solución definitiva ya que, una vez estos se dejen de usar, la patología podría seguirá existiendo.

Por ello, algunas de las acciones en conjunto con la placa que podrían funcionar en la prevención del bruxismo pueden ser tratar de dormir bien, ajustar los hábitos alimenticios, evitando alimentos dulces o duros, masajear o aplicar hielo en las zonas donde sienta dolor, mantenerse bien hidratado o someterse a una ortodoncia con el objetivo de alinear los dientes y hasta recurrir a sesiones de psicología.

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